Título: Bright Side. El Secreto Está en el CorazónAutora: Kim HoldenEditorial: Oz EditorialPáginas: 464ISBN: 978-84-16224-52-4
Todos
guardamos secretos. Y algunos… pueden acabar contigo. Kate Sedgwick no ha
tenido una vida fácil, pero es una chica optimista, divertida y feliz. Por eso
su amigo Gus la llama Bright Side, porque siempre ve el lado positivo de las
cosas. Y aunque Kate es alegre, y una virtuosa de la música, hay algo que se le
resiste: el amor. Nunca ha creído en él y cuando empieza la universidad, lo
último que esperaba encontrar era precisamente eso, el amor. Keller Banks
cambiará su mundo. Pero el secreto que el joven esconde… no es nada comparado
con el que guarda la propia Kate.
Este libro
me ha conmovido mucho, me ha sacado tantas sonrisas y tantas lágrimas y al
final he tenido una sonrisa con tristeza como la de Keller, ha amado a cada uno
de los personajes y he podido comprenderlos desde el punto de vista de Bright
side, me ha encantado la interacción con Keller en todos los diálogos cuando
hablan de libros: prometo que leeré los dos libros clásicos favoritos de ellos;
la historia de dos ciudades, y matar a un ruiseñor, me ha fascinado como ellos
se enamoran poco a poco y al mismo tiempo te enamoran a ti de la historia. Una
de mis cosas favoritas ha sido como ella habla con Dios, lo hace tan natural y
aquello me ha encantado. Este libro te deja un gran legado de vida, como ser
amable, más comprensivo y sobre todo valorar la vida, disfrutarla y no dejar
nada por sentado exactamente Bright side es un grito de alegría por la vida y
vivir, vivir de verdad, cada hora, cada minuto, cada segundo ¡la vida es
preciosa! a pesar de todo. Tenía un poco de temor que el final sea muy
deprimente pero no y eso es bueno, solo te ha dejado pensando y a hablando con
tu corazón.💖💖 Tiene algunas cositas
insignificantes que hay que criticar, sin embargo es tan conmovedor que te pasa desapercibido.💖💖 Hazlo épico ¡vive épicamente! me ha
gustado el mensaje. Al final me he enamorado de la vida.💖💖❤
Calificación
Diálogos favoritos
Keller entrecierra los ojos.
—¿Nunca has leído Historia de dos
ciudades?
Y, de repente, me siento avergonzada.
—No.
Se aleja del mostrador y se pasa las manos
por su pelo alborotado.
—No me lo puedo creer. ¿Qué clase de
persona que ha terminado secundaria no ha leído Historia de dos ciudades?
Levanto la mano tímidamente.
—Eh, esta de aquí.
Apoya los codos en el mostrador y baja la
voz.
—Es uno de mis libros favoritos. Lo he
leído al menos diez veces. Puedo
ayudarte mañana si quieres.
Vaya, qué sorpresa. No es que no pensara
que el chico fuera inteligente. O sea, tiene como un aura de tranquilidad; es
un observador silencioso. Esas personas siempre son inteligentes, pero no me
había dado cuenta de que le gustaba la literatura clásica. Dios, estoy
condenada. Keller ya es tremendamente
Vale. Historia de dos ciudades. ¿Lo
has terminado?
—Nop. Pero casi. —Tengo la necesidad
de disculparme porque él está aquí para ayudar y me siento como si uno de mis
profesores me escudriñara—. Lo siento.
Keller le resta importancia.
—No pasa nada. Lo conseguiremos. Solo
prométeme que lo terminarás. —De nuevo, me lanza una mirada de autoridad.
—Lo prometo. —No me gusta la
culpabilidad que se siente cuando te dejas un libro sin terminar—. O sea, si
empiezas un libro y tras unos cuantos capítulos decides que no te llena es una
cosa, pero una vez que has llegado a la mitad ya no hay vuelta atrás. Estás
obligado. —Me mira fijamente, así que sacudo la cabeza—. Es estúpido, lo sé.
Él niega con la cabeza de forma casi
imperceptible.
—No, no lo es. Yo termino hasta los
libros que no me gustan desde la primera página. —Lo dice en serio. Está en
modo académico y es adorable.
Necesito romper el hechizo que me ha
lanzado, así que arrastro la mochila hacia mí y saco el portátil.
Dejo el libro que tengo sobre mi
regazo en la mesita de café que hay frente a nosotros para cerrar la mochila,
que está en el suelo.
—¿Te recojo en tu casa?
Keller asiente, distraído, mientras
coge mi libro.
—¿Es bueno? —pregunta, refiriéndose
al libro.
—¿No lo has leído nunca? —Estoy
estupefacta.
Niega con la cabeza.
—No, pero siempre he querido hacerlo.
Recuerdo su reacción cuando le conté
que nunca había leído Historia de dos ciudades y se la devuelvo.
—¿¿Qué clase de persona que ha
terminado la secundaria no ha leído Matar a un ruiseñor?
Su sonrisa se ensancha.
—Me lo merezco.
—Sí, te lo mereces. Lo leo una vez al
año más o menos. Es uno de esos libros que, aunque te gusten, se vuelven
mejores cada vez que los lees y te enamoras de ellos una y otra vez.
Keller sonríe y sé que me entiende
porque me contó que ha leído Historia de dos ciudades muchas veces.
—Además, uno de los personajes es uno
de mis héroes. ¿Sabes ese dicho de «¿Qué haría Jesús»? —Asiente—. Bueno, mi
versión es «¿Qué haría Atticus?». Tiene las cosas claras. Siempre sabe qué
hacer. —Me levanto, deslizo los brazos por mi abrigo de lana y saco los guantes
de los bolsillos. Me cuelgo la mochila al hombro y le hago un saludo militar a
Keller—. Nos vemos a la una.
—Gus parece un buen chico.
Asiento solemnemente.
—Lo es. Es mi mejor amigo. Ser buena
persona es el primer requisito de mi lista para ser mi mejor amigo. Siempre lo
ha sido.
—Me encanta cuánto te apasionan las
cosas importantes de la vida. Como las puestas de sol. —Sonríe—. Y la gente.
Me pongo de puntillas y le doy un
beso en la barbilla.
—Las puestas de sol y la gente, de
eso va todo. Especialmente de la gente. Me apasionan más las personas que se
llaman Keller Banks.
—Ojalá te conociera mejor. —Es verdad.
Katie, me conoces mejor que nadie. Puede que no sepas las cosas
triviales, pero me conoces. A mi yo de verdad; el que llevo dentro. Sabes cómo
pienso, lo que temo, cómo amo. Nadie me ha visto nunca de la manera en que tú
lo haces.
—¿Quieres decir que puedo vivir un poquito en un mundo de cuento de rayos
de sol y arco iris?
Keller se relaja y también sonríe.
—Y de unicornios.
—Claro. Y de unicornios. Siempre me olvido de ellos.
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