Lucas 15:11-32
Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Cuando era niña y pasaba todo un día sin ver a mi papá, y llegaba la hora en que papa tenía que regresar a casa, esperaba ansiosamente por su llegada, pero entonces cuando él llegaba del trabajo era la alegría más grande de mi día, no solo
para mí sino también para mi hermana apenas veíamos que se asomaba por la
cuadra de nuestra casa las dos emprendíamos una carrera para ver quien llegaba
primero a abrazar a papá competíamos por llegar a sus brazos, de repente cuando
nos acercábamos a él, se agachaba y nos tomaba en sus brazos y nos colocaba a
cada una en uno de sus fuertes brazos
nos abrazaba y nos besaba, todavía recuerdo su sonrisa y su cara, él era
feliz a pesar de una gran jornada y de un día de dificultades, la actitud de
nosotros hacía él, hacía que su día difícil se hiciera perfecto, y se hizo una
tradición por largo tiempo hasta que crecimos y lo olvidamos.
Uso está analogía, porque cuando estaba orando anoche Dios
me trajo este hermoso recuerdo de mi niñez, y sentí que así como un niño corre
a lo brazos de su papá así él desea que nos acerquemos a él. Que nos acerquemos a él solamente porque te
hace feliz ver a papá, porque lo extrañas porque quieres hablar con él, porque
deseas abrazarlo, honrarlo y le digamos te amo papá, te necesito, contarle todo
nuestro día, que nos dé su opinión, su dirección y sentir su amor y ser felices
solamente porque estamos en los brazos de papá.
Corramos a sus brazos como un niño que necesita de papá y digámosle
Abba padre él nos espera como un padre espera a su hijo con una sonrisa, porque
él es sobretodo además de Dios, nuestro padre y nos anhela celosamente. No
seamos como un hijo que tiene la oportunidad de correr todos los días a los
brazos de papá y no lo hace, seamos como el hijo pródigo que ha entendido que
solo en su padre puede encontrar el amor, misericordia y perdón que lo puede llenar y necesita para ser feliz.
Deuteronomio 33:27 “El eterno Dios es tu refugio, y
debajo están los brazos eternos. El echó al enemigo delante de ti, y dijo:
¡Destruye!”
Lucas 15:11-32 Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Parábola
del hijo pródigo
11 también dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la
parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo
menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes
viviendo perdidamente.
14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran
hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella
tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que
comían los cerdos, pero nadie le daba.
17 Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en
casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a
uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba
lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre
su cuello, y le besó.
21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo
y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor
vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y
hagamos fiesta;
24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se
había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y
llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era
aquello.
27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha
hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por
tanto su padre, y le rogaba que entrase.
29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos
años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un
cabrito para gozarme con mis amigos.
30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus
bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo,
y todas mis cosas son tuyas.
32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos,
porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es
hallado.
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