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Presentación (INTRODUCING ME)

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sábado, 17 de marzo de 2018

Correr a los brazos del Padre


Lucas 15:11-32


Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.



Cuando era niña y pasaba todo un día sin ver a mi papá, y llegaba la hora en que papa tenía que regresar a casa, esperaba ansiosamente por su llegada, pero entonces cuando él llegaba del trabajo era la alegría más grande de mi día, no solo para mí sino también para mi hermana apenas veíamos que se asomaba por la cuadra de nuestra casa las dos emprendíamos una carrera para ver quien llegaba primero a abrazar a papá competíamos por llegar a sus brazos, de repente cuando nos acercábamos a él, se agachaba y nos tomaba en sus brazos y nos colocaba a cada una en uno de sus fuertes brazos  nos abrazaba y nos besaba, todavía recuerdo su sonrisa y su cara, él era feliz a pesar de una gran jornada y de un día de dificultades, la actitud de nosotros hacía él, hacía que su día difícil se hiciera perfecto, y se hizo una tradición por largo tiempo hasta que crecimos y lo olvidamos.
Uso está analogía, porque cuando estaba orando anoche Dios me trajo este hermoso recuerdo de mi niñez, y sentí que así como un niño corre a lo brazos de su papá así él desea que nos acerquemos a él.  Que nos acerquemos a él solamente porque te hace feliz ver a papá, porque lo extrañas porque quieres hablar con él, porque deseas abrazarlo, honrarlo y le digamos te amo papá, te necesito, contarle todo nuestro día, que nos dé su opinión, su dirección y sentir su amor y ser felices solamente porque estamos en los brazos de papá.
Corramos a sus brazos como un niño que necesita de papá y digámosle Abba padre él nos espera como un padre espera a su hijo con una sonrisa, porque él es sobretodo además de Dios, nuestro padre y nos anhela celosamente. No seamos como un hijo que tiene la oportunidad de correr todos los días a los brazos de papá y no lo hace, seamos como el hijo pródigo que ha entendido que solo en su padre puede encontrar el amor, misericordia y perdón que lo puede llenar y necesita para ser feliz.

Deuteronomio 33:27 “El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos eternos. El echó al enemigo delante de ti, y dijo: ¡Destruye!”








Lucas 15:11-32 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Parábola del hijo pródigo
11 también dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17 Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.


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